La expedición de la Constitución Política de 1991, nuestraCarta Magna, marcó un momento histórico sin precedentes en la vida política y social del país.
Nació en un contexto complejo, de profunda crisis institucional, marcada por la violencia generalizada, el narcotráfico, la corrupción y el agotamiento del sistema político heredado de la Constitución de 1886.
En medio de este panorama desolador, el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente no solo fue un acto político, sino un salvavidas y un ejercicio de fe en la capacidad del país para reconstruirse desde las bases.
En este proceso, los constituyentes del 91 imprimieron un espíritu renovador y profundamente participativo, plasmado en el derrotero que buscaba transformar la relación entre el Estado y la ciudadanía, es decir, el fortalecimiento del vínculo.
El espíritu del Constituyente de 1991, al incluir los mecanismos de participación ciudadana en la Constitución Política de Colombia, fue fortalecer la democracia, fomentar la inclusión en la toma de decisiones públicas y superar las limitaciones de una democracia meramente representativa. La Constituyente de 1991 buscó establecer una democracia participativa, reconociendo a los ciudadanos como actores fundamentales en el ejercicio del poder.
Los cimientos fundamentales para el logro de tal inclusión fueron:
Fortalecer la legitimidad del sistema democrático alpermitir a los ciudadanos una participación activa en la vida política y en la toma de decisiones trascendentales para el país.
Ampliar las herramientas de control ciudadano, al proveer instrumentos para que la ciudadanía pueda influir directamente en los asuntos de interés público.
Reconocer la pluralidad y la diversidad, al Garantizar que todas las voces, incluyendo las de grupos históricamente marginados, pudieran expresarse teniendo un espacio legítimo para participar en la construcción de políticas públicas.
Abrir espacios para resolver conflictos sociales al crear canales legales y democráticos que permitan a los ciudadanos expresar sus demandas, reduciendo la conflictividad social y promoviendo una cultura de participación, al fomentar el desarrollo de una sociedad más activa, con conciencia, capacidad, entendimiento y decisión.
Por todo lo anterior, es que podemos decir que mecanismos como el plebiscito, el referendo, la consulta popular, la iniciativa legislativa, la revocatoria del mandato, entre otros, son expresión de este espíritu y reflejan un compromiso con la democratización y el empoderamiento ciudadano.
En un mundo donde la democracia enfrenta amenazas constantes, el llamado del constituyente de 1991 es más relevante que nunca. Nos recuerda que el poder no reside únicamente en los gobiernos, sino en las manos de los ciudadanos; y que una sociedad verdaderamente democrática se construye desde abajo, con la participación de todos.