El impacto global con el regreso de Donald Trump.
Contra todas las expectativas, Donald Trump ha regresado al poder en los Estados Unidos, ganando tanto el voto popular como la mayoría de los colegios electorales. Enfrentándose a Kamala Harris, la actual vicepresidenta demócrata, Trump no solo ha obtenido una amplia victoria en los estados clave, sino que también ha logrado atraer a votantes de diversos sectores, incluyendo a muchos latinos y habitantes de zonas rurales.
Este sorprendente regreso desafió las predicciones de encuestadoras y expertos, y plantea preguntas sobre el rumbo que tomará su nueva administración.
Trump, a sus 78 años, se presenta como un «forastero» transformado, un catalizador de frustraciones y aspiraciones profundas en una población que demanda soluciones tangibles en temas como migración, economía y seguridad nacional.
Su victoria, impulsada por un fuerte rechazo al estancamiento económico y las crecientes preocupaciones por la seguridad, marca una nueva etapa de polarización en la política estadounidense, una en la que su narrativa populista resuena entre aquellos que sienten que sus necesidades han sido ignoradas.
Desde una perspectiva internacional, este cambio en la Casa Blanca podría tener un impacto significativo en Colombia y otros países de la región. Con una relación ya complicada entre Trump y el presidente colombiano, Gustavo Petro, se avecinan desafíos en temas como migración, narcotráfico y cooperación económica.
A pesar de las diferencias, la postura de Petro ha sido prudente, reconociendo el resultado electoral y subrayando la importancia del diálogo. Sin embargo, Colombia, cuya economía depende en gran medida del apoyo estadounidense, podría enfrentar tensiones si el nuevo gobierno opta por una política más restrictiva en términos de ayuda y cooperación bilateral.
La economía fue el tema central de la campaña de Trump, con su promesa de fortalecer las industrias nacionales y proteger los empleos frente a la competencia extranjera.
Aunque su enfoque podría traer beneficios a corto plazo, muchos expertos advierten que las medidas proteccionistasa nivel macroeconómico, Trump se compromete a reducir impuestos para las empresas y a implementar aranceles que protejan las industrias estadounidenses.
Sin embargo, esta agenda económica genera interrogantes sobre el equilibrio entre proteccionismo y sostenibilidad en un mercado global interdependiente.
A medida que avanzaba su segundo mandato, la frase que resonó en los noventa con Bill Clinton, “es la economía, estúpido”, vuelve a cobrar relevancia, y marca el tono de un gobierno que, ante todo, buscará responder al descontento popular ya la necesidad de resultados inmediatos.
En este nuevo contexto, las relaciones internacionales de Estados Unidos, especialmente en temas complejos como el conflicto en Ucrania, el problema de Venezuela y el conflicto israelí-palestino, se verán afectadas por el estilo de liderazgo de Trump. Las decisiones que tome podrían tener repercusiones duraderas en la geopolítica mundial y en la estabilidad económica global.
La vuelta de Trump al poder representa más que un simple cambio de liderazgo; es una transformación en el equilibrio de prioridades y valores en Estados Unidos, y posiblemente, una señal de que el populismo sigue siendo una fuerza potente en la política global.