Nariño, en vilo
por: Mauricio Cárdenas
Feliz fin de semana. Como de costumbre, comparto la columna de opinión de Mauricio Cárdenas en El Tiempo. También, hoy tendrá una charla Entre amigos con Mauricio Reina disponible desde las 9am, en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/live/SdHx8v8rWfs?si=k-i3QtoBOt9l9QG1. Comentarios y difusión son muy apreciados.
Escribo esta columna mientras recorro el departamento de Nariño. Aquí, el presidente Petro obtuvo el 80,9 % de los votos en la segunda vuelta de las elecciones de 2022; ninguna otra región le dio un margen tan alto. Además, en octubre de 2023 resultó electo Luis Alfonso Escobar, el único gobernador militante del Pacto Histórico.
Con semejantes antecedentes, uno esperaría encontrar a la gente llena de esperanza. Sin embargo, me encontré un departamento que se siente retroceder y donde el común de la gente se pregunta para qué sirven las elecciones. En alguna medida, Nariño es una muestra del estado actual de cosas en el país. El proyecto político del presidente Petro está generando frustraciones porque se eligió haciendo promesas que no ha podido cumplir. Pero el descontento no viene solo de la falta de resultados, sino del uso de una retórica cada vez más pugnaz para ocultar la mala gestión.
Las consecuencias de un coctel tan explosivo son tangibles en el sur del país. El año pasado la vía Panamericana sufrió 48 bloqueos. Los líderes gremiales dicen que este año la cifra se duplicará. Con toda razón, el país habla de los problemas del Cauca. Sin embargo, no muchos se detienen a pensar en lo que está pasando en un departamento de Nariño cada vez más aislado y marginado. Como si esto fuera poco, en el último año han aumentado el secuestro y los casos de extorsión. En medio de las disputas territoriales entre organizaciones armadas –especialmente disidencias de las Farc, el Eln y la denominada ‘Segunda Marquetalia’–, el número de personas desplazadas se ha casi triplicado. Entre 2020 y 2022, las hectáreas de coca prácticamente se duplicaron. Sin ir más lejos, anoche explotó un carrobomba en Taminango lo que explica por qué muchos líderes políticos me indicaron que ya no salen de Pasto.
No faltará quien diga que no toda la responsabilidad es del actual gobierno, y tendrá razón. Pero el mandato recae aquí y ahora. La de hora de actuar es ya. Después de aterrizar en Ipiales, que hoy tiene operación comercial gracias a decisiones efectivas e inversiones tangibles realizadas por los gobiernos que ahora tanto se critican por el Presidente, recorrí ayer la vía Ipiales-Pasto –una doble calzada de clase mundial que muestra lo importantes que fueron las concesiones 4G y el impacto tan positivo que han tenido sobre la competitividad–. Sin embargo, el lunar son los 13 kilómetros que no se hicieron porque en su momento el resguardo indígena de la zona no aprobó la consulta previa. Ahora que los recursos se ejecutaron, las comunidades indígenas han dicho que sí quieren la doble calzada, pero ya es tarde. Como si faltaran ejemplos, esto demuestra que las consultas previas en nuestro país son disfuncionales: se utilizan para bloquear proyectos sin pensar en las necesidades de la población. Lo mismo sucede con la política de infraestructura. De forma equivocada –tal vez buscando desprestigiar el modelo de las 4G–, el presidente Petro ha afirmado que el dinero destinado a los Pdet, que son los planes de desarrollo con enfoque territorial en las regiones más afectadas por el conflicto, se les terminó dando a las 4G.