febrero 16, 2025

Palabras del presidente Gustavo Petro Urrego durante el acto de posesión del Contralor General de la República, Carlos Hernán Rodríguez

Palabras del presidente Gustavo Petro Urrego durante el acto de posesión del Contralor General de la República, Carlos Hernán Rodríguez

Los dineros de la salud, que son dineros públicos, se están fugando por las alcantarillas y las alcantarillas se llaman compra de medicamentos, donde hay dos precios: presidente Petro

Como sucedió respecto al último nombramiento de la Fiscal General de la Nación, yo he tratado —lo hice con muy mala fortuna en la Alcaldía de Bogotá— de tener órganos de control independientes al Gobierno en donde de alguna manera intervengo en su selección, de su independencia, respecto a mí en la política y en la vida personal.

Con Carlos Hernán Rodríguez pues no he tenido acercamiento personal hasta que era contralor hace unos meses ni político. Lo mismo con la Fiscal General de la Nación, la doctora Luz Adriana Camargo.

Es un tanto ingenuo, la verdad sea dicha, en la estructuración de facto del régimen político de Colombia, pues hay una realidad jurídica y hay una de facto. Vivimos una especie esquizofrenia. Hasta ahora denunciada por mí en muchos de mis debates, pero he tratado de mantener esa posición, porque de alguna manera es un principio democrático.

En la persistencia de pronto está la superación de la ingenuidad el que se vuelva de facto una norma común, porque es fundamental para la democracia. Yo sí creo en ese principio liberal, puede ser una ingenuidad, puede que haya tiempo, que haya sido sobrepasado por la historia, de tener independencias que permitan equilibrar los poderes.

Un efecto fundamental es lograr que si se efectúa que el poder no sea autocrático.

Y que pueda haber permiso para que, entre esa diversidad de poderes, que en cierta forma es una disgregación del poder, pueda lograr su máximo cuando el poder se disgrega en la sociedad misma, que es el máximo de democracia. Un principio ácrata liberal. Porque yo soy un tanto ácrata, ya me entenderán los que saben de esto.

Y el fin último de la democracia es que el poder sea del pueblo, no el principio como pensaron los franceses al final, sino que sea siempre el poder del pueblo. De lo contrario no es democracia, es un camino, es un proyecto, es una bandera en el horizonte —como digo yo— en la historia se va alcanzando o se va alejando la sociedad de él y el proyecto democrático es como lo define la etimología de la palabra el poder del pueblo. Para algo le pusieron ese nombre no fue de maquillaje, no fue de mentiras.

Y una parte del proyecto es que el poder segregue en instituciones. El final del proyecto es que el poder se disgrega en la sociedad.

De esto ha habido discusiones filosóficas teóricas y sobre todo luchas, donde ha muerto mucha gente. A lo largo de estos siglos sobre todo desde la Revolución Francesa para acá.

Nosotros somos hijos de la Revolución Francesa. Eso no se nos puede olvidar nunca, por eso somos repúblicas, no somos monarquías y menos absolutas.

Me ha tocado abrazarme con reyes y princesas y reinas, pero se siente uno extraño en eso. A algunos les gusta porque quisieron que esto fuera una monarquía. Yo me siento extraño, me siento extraño en una democracia hereditaria.

Esa es una contradicción, porque en la historia de Colombia pareciera que se hubiera forjado después de nuestra independencia una especie de construcción aristocrática. Gaitán lo llamaba oligárquica y no democrática, y por eso se vuelve tan normal que las instituciones se hereden como si fueran propiedad privada. Yo no estoy en ese proyecto.

Por eso, que gente nueva, que gente negra, que hay gente indígena, que gente del barrio Muzú, que gente de la provincia llegue al poder es parte, no es la solución, solamente; es parte de la construcción de un proyecto democrático, porque si estamos en una democracia hereditaria, pues siempre llegan de la misma parte y de la misma sangre y, obviamente, eso no es una democracia que por definición debe ser plebeya, no existe democracia hereditaria o la democracia es plebeya o no es.

Más o menos estos dos años están demostrando, por lo menos, que somos coherentes con ese principio.

En las tareas por venir allá y aquí, etcétera, la Contraloría como órgano independiente de cuidar los dineros, pues tiene una labor fundamental —a veces se confunde con otras instituciones— de lucha contra la corrupción.

El que el dinero público no sea socavado, que lo puede ser, porque se lo roban que es un crimen el escenario fundamental de la investigación, indudablemente la Fiscalía y después los jueces.

Y cuidar que tenga un uso eficiente. Eficiencia está relacionada con la democracia, porque construir indicadores de eficiencia depende del proyecto.

Aquí tenemos varias luchas al respecto. Depende es del proyecto democrático. Eficiencia es construir un Estado social de derecho. Y construir un Estado social de derecho en mi terminología es justicia social.

Si viene un recorte del presupuesto en donde lo que se recorta es la justicia social, eso no es eficiente.

Si viene una discusión de las tantas que hay, parlamentarias, porque el parlamento en la antesala o es incluso, la consecuencia de la discusión pública sobre qué es eficiencia en la salud. Y entonces salen algunos agentes muy afines a ciertos modelos mercantiles del derecho.

Yo no puedo creer que los derechos se garantizan con el mercado, puramente. Tampoco se lo negamos, porque yo lo experimenté en la Alcaldía, pero pensar que el mercado que está hecho por la exclusión, el que tiene plata compra, el que tiene el dinero suficiente vende, va a garantizar un derecho universal, que es para todo el mundo.

Cuidar el dinero, la misión específica

Creo que esa es una ineficiencia preestablecida, incluso por las leyes de Colombia. Obviamente, la eficiencia es la construcción del Estado social de derecho y por tanto la justicia social y por tanto en la garantía de los derechos, la universalidad del derecho debe ser garantizada.

Y en esto la Contraloría, obviamente, tiene un papel qué cumplir frente a su misión específica que es cuidar el dinero. Se cuida el dinero si es para garantizar los derechos universales.

No se cuida si se lo roban primero. Un crimen. Si queda guardado, segundo, una ineficiencia de beneficia a los banqueros. O termina ayudando a grupos de interés particular, poderosos y permanentes en la dirección del Estado, y eso también es corrupción.

Que aquí hay muchos. Ahora hay unos debates muy importantes al respecto. El debate de la salud donde la Contraloría ya puso un inicio de investigación público, que no les gustó a los dueños del poder de facto. Nosotros hemos corroborado parcialmente en las intervenciones que hemos hecho de algunas EPS.

Los dineros de la salud, que son dineros públicos, se están fugando por las alcantarillas y las alcantarillas se llaman compra de medicamentos, donde hay dos precios. El que compra la EPS a la empresa que vende los medicamentos y el que le entrega al Gobierno para pagarles a través de la Unidad de Capacitación.

Un robo billonario, una fuga billonaria y otros aspectos no los voy a mencionar aquí. Pero la Contraloría bien, ha podido detectar sobre todo en el año del covid, fuga de dineros, que ya la Contraloría nos dirá de qué magnitud y quiénes.

Fuga de dinero que no fueron hacia el Estado social de derecho, es decir, hacia garantizar el derecho universal a la salud.

En mi Gobierno ha habido ineficiencias en eso también, porque nos falta más rapidez, pero aquí hay un tema fundamental. En donde ustedes ya iniciaron, pues una investigación, bajo las normas que rigen la Contraloría. También lo hemos encontrado en la educación, derecho universal en mi opinión. Está por establecerse si la educación es un derecho. Tenemos fuerzas que van a apostar a que no.

Por qué quieren algunos que la educación no sea un derecho universal de todo ser humano. Cuando uno entiende que un ser humano se diferencia del animal, que lo tiene dentro de sí, básicamente por la cultura. ¿Qué nos diferencia del animal? La cultura, ser seres pensantes, un efecto del cerebro hasta donde sabemos, según la ciencia, y el cerebro se cultiva como la tierra y el cultivo del cerebro es la educación.

Entonces por qué no es un derecho universal. ¿Y si es un derecho universal, qué papel tiene el Estado? Que se supone, de acuerdo a la Constitución, debe garantizar los derechos universales de la población.

Pues hoy tenemos una lucha parlamentaria, un debate público interesante, al respecto, porque los dineros durante todos estos años de la educación pública superior, que están en el Ministerio de Educación, se han utilizado para subsidiar la educación privada.

Esa es una tesis neoliberal, el pueblo no votó en el año 2022 por esa tesis. Es una enorme equivocación si se compara con el mundo. Tengo dos cuadros que han llegado aquí de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Colombia es el segundo puesto de todos los países de la OCDE en cantidad de alumnos por profesor. Eso ya se llama mala educación.

Eso tiene dos reformas contra la Constitución del 91. La de Pastrana, que yo me opuse en su momento —no me acuerdo el año— que fue reforma constitucional. Quitó el artículo que decía los recursos de la educación crecerán más que proporcionalmente que los ingresos corrientes de la Nación.

Si uno hace el cálculo de cuánto le han quitado a la educación por averiar ese artículo, en ese entonces, de manera transitoria. Son cerca de 300 billones de pesos, casi todo un presupuesto anual.

Uribe volvió lo transitorio permanente. Pastrana destinó los recursos a salvar los bancos, año 1998, por eso era transitorio, era una crisis que como todas son muy momentáneas.

Uribe lo hizo de manera permanente para sostener la guerra y entonces tuvimos un debate público, poco conocido por el pueblo colombiano, en donde cambiamos los libros por la guerra y allí se fueron 300 billones de pesos.

¿Y cuál es el resultado hoy?

Una juventud en estallido social que las élites no reconocen. Una juventud en la guerra y las violencias, una juventud que se va del país, una juventud desesperada en los barrios populares, caminando las calles si son hombres y si son mujeres de pronto en el embarazo precoz, de pronto siendo madres de 17 a 18 años abandonadas completamente, porque el hombre ahí sí no aparece. ¿Qué hacemos?

La defensa de la educación pública superior

Pues lo que yo digo que debemos hacer —porque la educación privada no va a llegar al barrio popular a menos que sea de muy mala calidad— es defender la educación pública superior, es un derecho en mi opinión, todavía no reconocido.

Entonces el dinero público es para el Estado social de derecho o es para un grupo de gente que se gana un buen dinero, pero no dejan cubrir el derecho universal. Es un tema que lo dejo ahí, porque tiene que ver también con el cuidado del dinero público. Podríamos hablar de muchos otros temas, pero obviamente yo no los voy a aburrir en esta posesión.

Me preocupa, sí, con la Contraloría los dos frentes de discusión que se han abierto, que también son públicos, y cierro con eso. Se ha abierto una muy interesante discusión acerca de algo que yo no conocía. Es que el Acuerdo de Paz con las FARC se entregó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas bajo la forma de una declaración unilateral de Estado. Tema poco consultado en Colombia, debo reconocer que yo no lo había estudiado.

Y el segundo tema es la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, muy en relación a mi caso particular de una destitución de un procurador, pero que establece la necesidad de reconocer, por ser firmantes de la Convención de Americana de Derechos Humanos, y porque esta es parte del bloque de constitucionalidad, de acuerdo a la Constitución, lo que firmamos —nosotros no, por ahí en el año 70, 72— suscribiendo, incluso, como ley esto que ahora es parte de la Constitución.

Ese fue el efecto de la Constitución del 91, la Convención Americana de Derechos Humanos. En el primer caso, nosotros tenemos que iniciar una discusión entre nosotros: Vamos a cumplir el Acuerdo de Paz o vamos a violar el compromiso ante la humanidad, que significa una declaración unilateral de Estado.

Esto es abrirle la puerta a algo que nuestras cortes, nunca han querido —con razón, tiene su razón, su lógica— que es un derecho internacional con capacidad de ejecución en Colombia; vinculante que llamamos.

Ese es el efecto de la declaración unilateral de Estado. Se comprueba en el caso de los ensayos nucleares de Francia, después del Muro de Berlín, porque al declarar unilateralmente Francia que no los iba a volver a hacer, un gobierno francés quiso hacerlos y recibió de una vez la carta de la Corte Internacional de Justicia.

El Acuerdo de Paz del 2016

Algo así estamos respecto al Acuerdo de Paz, punto uno, hacer una Reforma Agraria. Tres millones de hectáreas, firmaron, no sé si era posible o no. Eso fue declarado unilateralmente. ¿Lo vamos a incumplir? Yo tengo la misión de hablar con el Consejo de Seguridad sobre el cumplimiento o incumplimiento de eso. Se ha hecho un debate. ¿Cómo el presidente puede decir que se incumple si es el presidente y jefe de Estado?

Pero es que fue el Estado el que se comprometió, no solo el Gobierno. ¿Nos pasamos por la faja, eso? ¿Incumplimos el Acuerdo de Paz? ¿Nos aislamos de la humanidad o cumplimos? Tema de debate, porque eso es dinero, compromiso, tiempo, normas.

El Acuerdo de Paz en el centro de esa discusión, dice como declaración unilateral de Estado. Para cumplir sus objetivos las altas partes contratantes harán un acuerdo nacional para que cambien las normas cuando se oponga.

Esto no significa Asamblea Nacional Constituyente, en el discurso maniqueo de la prensa. Esto significa cambiar las normas, si es necesario, y el cambio de las normas tiene diversas instancias. A veces es un decreto gubernamental.

¿Pero es necesario en el caso, por ejemplo, de la Reforma Agraria? Tiene muchos otros temas es necesario. ¿O nos pasamos por la faja la declaración unilateral de Estado, creyendo que nuestro orden interno está por encima de la humanidad?

La derecha extrema dice que eso es globalismo; se inventa sus tesis. Yo creo que sí somos demócratas, nosotros somos parte de la humanidad; no estamos fuera de la humanidad.

El segundo punto y terminó con eso es la Convención Americana. Han pasado dos años. No se ha hecho cambio de normas.

La Contraloría y la Procuraduría están como instituciones referidas por la sentencia, porque son órganos administrativos que quitan derechos políticos. Y está prohibido por el artículo 23 de la Convención Americana. ¿Nos lo pasamos por la faja? Pretendemos una soberbia ahí sí, nacionalista. No somos nacionalistas en otros aspectos.

Evitarla, pasamos la por la faja, qué significa no reconocer un derecho internacional hoy. Yo puedo ver en el mundo, qué significa no reconocer el derecho internacional, es el genocidio en La Franja de Gaza, y es el mantenimiento de una guerra permanente, matando juventudes. Eso en nuestro país equivale a lo mismo.

Entonces, con la Contraloría, ahora, que se ha rehecho en este trance, que no he participado, las normas y la Procuraduría, que también va a tener un cambio, y con el Estado en general y con la sociedad colombiana —hay que ver y definir— si Colombia decide salirse del derecho internacional o lo cumplimos. Y si lo cumplimos en función de un Estado social de derecho, es decir, de la justicia social, que no es más, sino la construcción de la paz en Colombia.

Entonces, señor Contralor General de la República, Carlos Hernán Rodríguez Becerra, lo felicito. Transmita a su familia mis felicitaciones. Entra, usted, en una época que de todas maneras es interesante vivirla, con toda su tensión, en todo porque tensión es cuando se cambia, cuando no se cambia es aburrición, es más de lo mismo, pero cuando se cambian las cosas es el mundo del vértigo, del huracán y de la tensión, que es la atención histórica.

Gracias por haberme escuchado, muy amables.

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