julio 4, 2024

JEP y entrega de víctimas de desaparición forzada en Colombia

Les compartimos el COMUNICADO 66 – JEP entrega a dos víctimas de desaparición forzada identificadas en el Cementerio municipal de Turbo, Antioquia

Los cuerpos de Ana María Martínez Castañeda y Fernando de Jesús Pérez Cardona, hallados en 2008 en Norte de Santander y trasladados a Turbo, Antioquia, sin tener en cuenta el proceso de identificación, finalmente fueron entregados a su familia para que pudiera darles digna sepultura.

El hallazgo se dio en el marco de la medida cautelar adoptada por la Sección de Ausencia de Reconocimiento (SAR) para proteger zonas de interés forense en donde se podrían hallar víctimas de desaparición forzada.

En Turbo, la medida de protección se tomó porque las obras de mantenimiento y remodelación del cementerio municipal ponían en riesgo el procedimiento forense y la identificación de posibles víctimas.

La SAR ha realizado 1.530 exhumaciones. Se han identificado 89 personas y entregado 73 de ellas, las cuales responden a las medidas cautelares decretadas en todo el país por esta Sección de la JEP.

Turbo (Antioquia), 20 de mayo de 2024. La última vez que Luz Marina Castañeda vio a su hija Ana María fue el 12 de abril de 2008, cuando se despidió de su familia en Apartadó, Antioquia, y emprendió un viaje hacia Villa del Rosario, en Norte de Santander, persiguiendo una promesa de trabajo. Hoy, tras 16 años de incansable incertidumbre, esta madre colombiana tiene certeza sobre el paradero de su hija, y de su hermano, a quienes recibe a manos de la JEP para darles digna sepultura.

La identificación de Ana María Martínez Castañeda y Fernando de Jesús Pérez Cardona se dio en el marco de la medida cautelar adoptada por la Sección de Ausencia de Reconocimiento (SAR) para proteger puntos del Cementerio Municipal de Turbo, en donde se podrían hallar víctimas de desaparición forzada. En medio del inicio de la intervención ordenada, debido a las obras de mantenimiento y remodelación que ponían en riesgo la identificación de las posibles víctimas, Luz Marina se presentó a exponer su caso.

Hasta el Cementerio Municipal de Turbo, Luz Marina llegó siguiendo su instinto. Tenían la intención de darle a conocer su caso a la JEP. Contar en detalle lo que ella sabía sobre la desaparición de su hija y de su hermano, con la esperanza de que la justicia finalmente reconfirmara su identidad. Una vez se presentó, los magistrados Alejandro Ramelli Arteaga y Gustavo Salazar Arbeláez procedieron a escucharla en diligencia de entrevista.

En su relato a los dos magistrados de la Sección, la víctima contó que, aunque tenía información de que sus familiares se encontraban en el cementerio, nunca pudo confirmarlo porque nunca vio los cuerpos, solo algunas fotografías donde era difícil reconocerlos. Ana María y Fernando fueron asesinados por un grupo armado al margen de la ley. Las características físicas reportadas no coincidían con las de sus seres queridos y, a pesar de una orden judicial de la Fiscalía, nunca le tomaron la muestra ADN. Cuatro años después de que los cuerpos llegaron a Turbo, la administración del cementerio los exhumó y los trasladó a unos osarios.

Para atender la solicitud de las víctimas, los magistrados relatores de la medida cautelar, adoptada en este municipio de Antioquia, ordenaron la exhumación de los cuerpos ubicados en las bóvedas que Luz Marina les indicó. Así mismo, la toma de muestras de ADN a ella y a otros miembros del núcleo familiar. Finalmente, en enero de 2024, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) confirmó que los cuerpos hallados en las Fosas 01 y 02 eran los de Fernando de Jesús Pérez Cardona y Ana María Martínez Castañeda.

Hoy, Luz Marina tiene más certezas sobre lo que sucedió. Su hija partió hacia Villa del Rosario, en Norte de Santander, donde su tío, Fernando de Jesús Pérez Cardona, residía desde hacía más de 5 años. Él la esperaba para acompañarla hasta la vereda Juan Frío, donde ella se establecería por un tiempo para trabajar. Justo en ese trayecto, ambos desaparecieron. Cinco días después, el 17 de abril de 2008, sus cuerpos fueron encontrados en una trocha que conecta a Norte de Santander con Venezuela.

A pesar de que fueron reconocidos por personas cercanas a Fernando, a Luz Marina Castañeda nunca se le realizaron las pruebas de ADN ordenadas por la Fiscalía. Solo así, iba a ser posible reclamar los cuerpos. Por el contrario, en medio de su pérdida, le informaron que sus seres queridos habían sido traslados hasta el cementerio de Turbo. Ella, sin embargo, nunca pudo verlos, ni reconocerlos. Las autoridades nunca le dieron trámite al proceso de identificación.

El hallazgo e identificación de Ana María Martínez Castañeda y Fernando de Jesús Pérez Cardona se dio en el marco de la intervención que viene realizando el Grupo de Apoyo Técnico Forense (GATEF) de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la JEP, en el cementerio del municipio de Turbo, Antioquia, por instrucción de la Sección de Ausencia de Reconocimiento. La SAR ha realizado 1.530 exhumaciones. Se han identificado 89 personas y entregado 73 de ellas, las cuales responden a las medidas cautelares decretadas en todo el país por esta Sección de la JEP.

Este lunes, Luz Marina recibió los cuerpos de sus seres queridos en las instalaciones de la Universidad de Antioquia, sede Tulenapa en Carepa (Antioquia), para darles digna sepultura. Su historia, como la de muchas madres buscadoras en el país, merece ser escuchada y atendida por las entidades del Estado, pues solo así se logró la plena identificación y entrega digna de estas víctimas de desaparición forzada a sus familiares.

“La JEP, en este caso puntual, reitera la existencia del derecho fundamental a la entrega digna en condiciones de igualdad y reconoce la existencia del derecho a tener certeza sobre la identidad de la persona que se entrega, en cumplimiento con estándares nacionales e internacionales exigidos para tal fin. Si bien, Ana María y Fernando de Jesús, habían sido previamente identificados mediante dactiloscopia, sus familiares no pudieron en su momento constatar su identidad, ya que nunca vieron sus cuerpos”, expresó el magistrado Alejandro Ramelli, sustanciador de esta diligencia de la SAR.

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