Por los barrios de Cali. Vox Populi: José Renán Trujillo.

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Recorriendo los barrios de Cali, escuchando a su gente y conversando con quienes día a día construyen el tejido social de la ciudad, me he encontrado con una realidad innegable: la falta de credibilidad en las instituciones es un problema latente. En medio de esta situación, hay una corriente de pensamiento que cobra fuerza como una posible salida al futuro: las ideas liberales. 

Sin embargo, en este camino de recuperación de nuestra ciudad, nuestro departamento y nuestro país, no podemos permitirnos excluir otras formas de pensamiento que también pueden aportar soluciones.

Cali se ha convertido en un trampolín político, donde muchas veces los intereses personales priman sobre el bienestar colectivo. No obstante, también he visto florecer un sentimiento esperanzador: el deseo de las personas de participar activamente en la toma de decisiones que afectan su comunidad y su comuna. Cada vez son más los ciudadanos que buscan ser parte del desarrollo y la transformación de su entorno, exigiendo ser escuchados y tener incidencia real en los cambios que se avecinan. 

Este despertar ciudadano no es un fenómeno aislado, sino una señal clara de que el pueblo caleño está dispuesto a asumir un rol protagónico en la construcción de un futuro más prometedor.

La participación activa en la política y en los procesos de transformación urbana no es solo una necesidad, sino un derecho inalienable de la ciudadanía. Es aquí donde las ideas liberales encuentran un eco en la sociedad, pues responden a principios fundamentales como la democracia y la participación. Pero la democracia no puede ser monopolio de una sola ideología, sino el resultado de una construcción colectiva donde todas las voces sean tenidas en cuenta. 

No podemos caer en el error de creer que una única corriente de pensamiento tiene la solución definitiva; al contrario, el verdadero progreso surge del debate, la inclusión y la diversidad de ideas.

En mis recorridos he sido testigo de la voluntad de los caleños por involucrarse en los asuntos públicos, de su necesidad de recuperar la confianza en el sistema y de su deseo de contribuir con propuestas que reflejen sus verdaderas necesidades. 

Es hora de que los líderes políticos dejen de ver a Cali solo como un trampolín electoral y comiencen a escuchar a la ciudadanía con una visión más inclusiva y a largo plazo. El futuro de nuestra ciudad no puede seguir siendo decidido entre unos pocos. Es la ciudadanía, con su determinación y su deseo de cambio, la que debe tomar las riendas del destino caleño.

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