El espejismo de la unidad, un riesgo para Colombia. Vox Populi: José Renán Trujillo.
Vox Populi: José Renán Trujillo.
Desde el inicio del gobierno de Petro hemos advertido un riesgo persistente, en lugar de forjar una gobernabilidad fuerte y coherente, se ha instalado un espejismo de unidad que puede costarle muy caro al país.
Germán Vargas Lleras en su columna del pasado domingo, en el periódico EL TIEMPO, titulada “El espejismo de la unidad”, deja claro que la multiplicidad de candidaturas dentro de los partidos tradicionales no es un problema menor, sino una amenaza para la construcción de una coalición sólida capaz de enfrentar al petrismo.
Vargas Lleras señala que, pese a los llamados a la unidad, prolifera una obstinación peligrosa, cada aspirante parece convencido que puede ganar por sí mismo, y eso ha debilitado cualquier mecanismo serio de depuración o consulta vinculante entre partidos.
Las disputas dentro del Centro Democrático, el Partido Conservador, la “U”, los verdes y otros movimientos muestran que la derecha y el centro derecha no han aprendido la lección que fragmentarse es entregarle la victoria a quienes ya ejercen el poder.
Lo hemos advertido desde que comenzó el gobierno de Petro, la izquierda no solo ha buscado tomar el poder, sino que lo ha hecho muchas veces sin estar suficientemente preparada para ejercerlo con responsabilidad. Estos cuatro años han dejado ver que en algunos frentes la izquierda más radical no ha sabido traducir el discurso en gestión efectiva, y que su gobernanza ha estado plagada de contradicciones.
Al mismo tiempo, hay que reconocer algo importante, si la derecha no logra superar su propia división, podría darse un escenario paradójico para las próximas elecciones. Una coalición coherente podría ser el remedio definitivo para evitar que el petrismo consolide su proyecto a largo plazo, pero si cada partido insiste en ir por su cuenta, el país podría estar condenado a repetir este ciclo de fragmentación.
Quiero detenerme en la figura de Germán Vargas Lleras, porque su llamado no es en vano ni motivado por ambiciones personales fáciles, él ha sido uno de los pocos líderes que, con sentido estratégico y compromiso real con el país, ha advertido que la dispersión es peligrosa.
Su salud, algo que muchos respetan y conocen, no es un pretexto para su participación pública, sino una realidad que él asume con dignidad. No está jugando a la presidencia de manera frívola ni populista, su aporte es serio, su aviso es profundo, y su llamado a la unidad debería convertirse en una reflexión nacional.
Pero más allá de Vargas Lleras, lo que está en juego es la responsabilidad colectiva, la ciudadanía, los partidos políticos tradicionales, los líderes emergentes deben preguntarse si su estrategia es realmente la de construir una opción ganadora o simplemente la de mostrarse. Porque cuando cada quien quiere figurar, cuando no hay claridad sobre compromisos, el resultado no será una coalición, sino un brindis al sol que termina favoreciendo al gobierno en ejercicio.
El país no merece este nivel de irresponsabilidad. Si realmente queremos una alternativa sólida, decente y eficaz para el futuro, no bastan los discursos, hace falta compromiso, un mecanismo real de depuración de candidaturas y un acuerdo serio para presentar una sola lista que verdaderamente confronte el proyecto petrista.
No es solo una cuestión electoral, es una cuestión de deber histórico. Colombia necesita crecer, madurar y organizarse, antes de que las divisiones le cuesten más de lo previsto.
