Margie Rabinovich, la artista del colorido y la holgura

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BODEGÓN de Margie Rabinovich.

por Claudio Ochoa

Caleña de nacimiento y obras en pintura y escultura universales. Es la artista Margie Rabinovich Jamri, con quien hemos disfrutado unos momentos, conversando sobre su historia, prolífica. Sobre sus óleos y bodegones de gran dimensión y colorido, con frutos que reflejan el espíritu generoso de su creadora. Sus esculturas, en concepto de quien escribe esto, también holgadas, con toques frecuentemente eróticos.

Nació pintando, pintado cuanto encontraba, los pupitres y paredes en el colegio, cuanto papel tenía a la mano, en Cali y luego en Bogotá. Sus primeras exposiciones de óleos y carboncillos, en la reconocida galería Gartner Torres Arte, con un estilo figurativo, casi todos rostros. Adrián Torres, quien vive ahora en Alemania le manejaba su obra.

Escultura de Margie Rabinovich adquirida por el Museo Nacional de Colombia.

EN MÉXICO, CON LOS GRANDES DEL ARTE

A los 23 años de edad viajó a México y comenzó a enrumbarse hacia la escultura, “enloquecida” por la arcilla y el metal y cuanto podía crear con estos recursos de la tierra. Allí estudió en la Escuela La Esmeralda Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, que en los años treinta del pasado siglo tuvo como profesores a Francisco Zúñiga, Diego Rivera y Frida Kahlo. Allí hizo prácticas en el taller del escultor mexicano Saúl Moreno Díaz, quien a su turno gozó de las enseñanzas del maestro Francisco Zúñiga. Importante influencia de este costarricense y mexicano, reconocido mundialmente como uno de los 100 mejores escultores del Siglo XX. Entonces, Margie llevó a cabo diversas exposiciones de sus pinturas y esculturas, captando favorablemente la crítica mexicana.

EN COLOMBIA, RECONOCIMIENTO A MANZUR Y A OCTAVIO MENDOZA

Soledad, óleo de Margie Rabinovich

En 1987 regresó a Colombia y montó un taller de escultura, el Arte Taller, dictado clases sobre el tema. Expuso sus esculturas en el Museo Nacional de Colombia, institución que cuenta entre sus obras uno de sus bronces, una embarazada grande, dice. Esta coyuntura sirvió para que coleccionistas europeos adquirieran de sus obras, algunas de las cuales están en Holanda. Por aquella época expuso en el Salón Arturo Rabinovich del Museo de Arte Moderno de Medellín, siendo galardonada.

En nuestro país estudió con el artista David Manzur y reconoce que su gran maestro ha sido Octavio Mendoza, cuyo trabajo ha estado entre la figuración y la abstracción.

En algún momento de su carrera el pintor y escultor peruano Armando Villegas se encantó con sus esculturas y le propuso que se enrumbara por ahí.

Hasta años recientes exponía en su taller, en donde también tuvo su fundición. Se encargó de hacer sus propias fundiciones, pues las que le hacían externamente se prestaban para que proliferaran réplicas o copias de sus obras, en detrimento suyo.

Bronce, El interesante.

¿REGRESAR POR SUS FUEROS?

En medio de su ir y venir por el mundo, Margie Rabinovich nunca ha parado de pintar, ni de hacer escultura, aunque ha tenido épocas sin realizar exposiciones. En escultura su fuerte es el cuerpo humano y en pintura son los paisajes, rostros y bodegones. “Me gusta crear con todo lo que veo”, asegura. Desde hace 10 años reside en Texas, y con frecuencia asiste a Colombia. Allí expone su obra, también lo ha hecho en Miami. En la localidad bogotana de Usaquén mantiene su taller y parte de su obra.

Dice que en el momento actual su producción artística es más para ella, y económicamente se sustenta en otras actividades. Tiene buena cantidad de obra y está pensando en llevarla al público, seguramente durante una exposición en Bogotá, lo mismo que transmitir a otros sus conocimientos. De hecho, ya es acogida por dos o tres galerías en esta ciudad, en los salones sociales de sus amigos y clientes. Además, una de sus esculturas es exhibida en un hotel de Villa de Leyva, para gusto de sus visitantes.

Eva, otra obra de Margie Rabinovich.

Sobre la comprensión del arte opina: “Cada persona adquiere lo que le gusta, lo que le llega, como en la poesía. Si uno no entiende un cuadro es porque este no dice nada, las cosas deben llegarle a la persona, al momento. Si el pintor no logra llegarle a la persona es porque no está de acuerdo con su género de arte. Como cuando no entendemos un artículo es porque no dice nada. En el arte como en los discursos hay que saberse expresar. Para mi cada obra tiene su historia.”

Margie agrega que sus obras “son como un diario, yo solamente plasmo lo que siento de adentro. A veces pinto y no sale nada, entonces a borrar”.

Margie Rabinovich, un ser desprevenido en su arte y en sus palabras, que desconoce de ostentaciones, sencilla en sus expresiones y en el trato personal, que nació pintando y no dejará de manifestarse a través de sus impulsos. Inmenso talento…

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