San José Gregorio Hernández y el académico Antonio Cacua Prada

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José Gregorio Hernández y el Papa Francisco.

El Papa Francisco ha sido clave en la santificación del «médico de los pobres»

por Claudio Ochoa

Venezuela y Colombia   han recibido una buena noticia, la santificación del médico José Gregorio Hernández (1864-1919) y de la religiosa Carmen Rendiles. El Vaticano oficializó su santificación el domingo anterior 19 de octubre, culminando así numerosos procesos que han llevado décadas de testimonios sobre sus milagros.

Naturalmente, el régimen venezolano ha sacado provecho, tratando de poner ante la población estos logros como suyos, tendiendo en cuenta que San José Gregorio nació en el Estado Trujillo y Santa Carmen llegó al mundo en Caracas. Ambos llevaron a cabo su obra social, sanaciones y milagros en su tierra.

¿Y por qué el júbilo en Colombia? Desde buena parte del siglo XX y lo que va del actual son conocidos y reconocidos los milagros del Santo José Gregorio en muchísimos municipios del país. Verdaderos médiums han llevado a curaciones, y de allí se han pegado falsos intermediarios, también es cierto.  Cantidades de familias Hernández han bautizado a los suyos como José Gregorios. Coincidencia o no, tenemos, por ejemplo, al reconocido jurista de la Universidad Javeriana José Gregorio Hernández Galindo, ex presidente de nuestra Corte Constitucional, entre muchas altas dignidades que ha recibido en su profesión.

También existe acá la Congregación Mundial Gregoriana, y  para los fieles del mundo está  la web josegregorio.org

El académico Antonio Cacua Prada

EL ACADÉMICO ANTONIO CACUA PRADA, TESTIMONIO DE LOS MILAGROS

El santandereano y jurista titulado de  la Universidad Javeriana,   Antonio Cacua Prada, ex senador, ex diplomático, catedrático durante décadas en numerosas universidades (especialmente sobre el periodismo),autor de incontables investigaciones históricas sobre gobernantes de Colombia, nuestros patriotas (Bolívar, Santander, Nariño, Manuelita Sáenz, Luis de Rieux…), poetas, músicos y de representantes del clero ( el padre Garciaherreros, el padre Almanza, Félix Restrepo S.J.…), etc. es biógrafo de San José Gregorio Hernández y su creyente.

Contamos entre sus obras específicas:

  • “El siervo de Dios José Gregorio Hernández. Médico y Santo”; escrita en 1987 y publicada por la Editorial Planeta en Bogotá y Caracas.
  • “El siervo de Dios José Gregorio Hernández Cisneros. Médico filósofo, apóstol. Elementos de filosofía”. Compilación. Editorial Guadalupe, Bogotá, 2004. Universidad Simón Bolívar, Barranquilla y Cúcuta, 2022.
  • “Vida del médico y beato José Gregorio Hernández Cisneros”. Santo laico de Suramérica. Editorial Minuto de Dios. Bogotá, 2021.

Su fe y su trabajo biográfico sobre el Santo surgieron en medio de la súplica que elevó en un momento que peligraba su vida, operando el primero de los milagros a su favor. Cacua Prada le prometió que si lo salvaba escribiría la biografía del hoy Santo, nacido hace 161 años, el 26 de octubre de 1864.  Veamos:

Una de las biografías sobre el Santo, escritas por Cacua Prada

EL PRIMERO DE LOS MILAGROS, EN COSTA RICA

Desde 1949 la Iglesia Católica venía en el largo proceso de canonización sobre el reconocido “médico de los pobres”, el cual se concretaría de manos del Papa Francisco, en 2021. En Bucaramanga, el doctor Cacua Prada ya había oído hablar de los milagros atribuidos a José Gregorio, y vivió entre la credulidad y no. De todos modos, durante un viaje a Venezuela en 1969 tuvo la oportunidad de conversar en Caracas  con un reconocido sacerdote local, y  terminó por volverle creyente en el doctor Hernández.

En abril de 1971 estaba estrenando senaduría por Santander, y viajó a Costa Rica en misión oficial. Estando allí fue invitado por un alto funcionario del gobierno y su esposa a una tarde de ocio en su residencia costera en el Pacífico.

Tras disfrutar de algunos platos y bebidas optaron por tomar un baño de mar, con el agua a sus rodillas. De pronto, recuerda hoy, medio siglo después: “una tromba submarina irrumpió y nos separó violentamente. Las olas se encresparon rugientes y caían como cataratas sobre nuestras estructuras. Empecé a nadar con la angustia que produce la tragedia. A pocos segundos ya estaba completamente extenuado y el oleaje me había metido muy dentro del Océano…a los pocos instantes ya casi no veía la playa. Estaba mar adentro. Sentí el frío de la muerte. No había nada que hacer. La muerte rondaba a mi alrededor… las olas seguían embravecidas, era una hojita a merced de su vaivén…solo tuve tiempo para resignarme y sentir la profunda tristeza de ver mi propio final. Resignado dentro de esa desolación intransmisible, solo una luz me asombró en esos instantes, el recuerdo del doctor José Gregorio Hernández y a él me encomendé con toda la fe”.

Culmina el relato: “Quizás le grité desde lo más profundo de mi ser: ¡Sálvame ¡Y caí en un completo desvanecimiento…En eso sentí que una ola me llevaba dulcemente, empujándome, y en minutos y en línea recta me depositó en la playa! Había resucitado, gracias al doctor José Gregorio Hernández Cisneros. Me había hecho el “milagro”. Me había salvado la vida”.

EL DOCTOR JOSÉ GREGORIO CURA A PAPÁ

En 1975, ya como embajador en Guatemala acudió a Bogotá para llevar acabo unas diligencias del Gobierno, y aprovechó para trasladarse a Bucaramanga, y saludar a su papá. Al recibirlo, este lo sorprendió con la novedad de la visita que le había hecho el médico José Gregorio Hernández ”y  me obsequió dos fórmulas escritas de puño y letra del famoso médico, dejadas para que se hiciera unas curaciones en la pierna derecha donde de tiempo atrás tenía un trauma. Papá estaba solo en la casa cundo llegó el doctor Hernández. Lo hizo seguir a la sala, conversaron un momento y lo sorprendió cuando sacó de su papelera un formulario y le expidió las dos recetas, de las cuales no habían hablado. Entonces mi padre le ofreció un refresco, y se dirigió al comedor para traérselo. Cuando regresó ya no lo encontró. Salió a la calle, le preguntó a varias personas si habían visto a un señor, les dio las características, pero nadie dio razón de él. Este hecho fue muy comentado en familia y con amistades cercanas. Mi padre se hizo los remedios y se curó totalmente”.

José Gregorio Hernández en 1917, con 52 años de edad

SE SALVA DE DOS INFARTOS

En marzo de 1994, Cacua Prada, quien es miembro honorario de la Academia Colombiana de Historia y de la Academia Colombiana de la Lengua, atendía una de sus tantas misiones culturales. Estando en Villavicencio sufrió un ataque cardíaco, y tan creyente ya en el apoyo del Beato, recurrió a su bondad, salvándose del primer golpe. Así las cosas, le esperaban 10 horas de trayecto terrestre hacia la Clínica Shaio de Bogotá (ayer como hoy los problemas en la vía entre estas dos capitales es tema frecuente), llegando a media noche de ese día domingo a la Clínica. Temprano, ya lunes, le hicieron la primera intervención, y al ser llevando a su habitación, sufrió un segundo infarto, y corra para la sala de operaciones. De nuevo invocó a su protector, y de nuevo asistido por el médico y santo.

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Con frecuencia sabemos de colombianos salvados por San José Gregorio, especialmente en nuestros pueblos, en donde la confianza en el venezolano es tema serio. Acaso no tantos lo divulgan y comprometen su gratitud para con el “médico de los pobres”, hoy ya oficialmente en nuestros altares. Los del doctor Cacua Prada son casos dignos de total credibilidad y multiplican la fe en el trujillano.  

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