A mí sí no me da vergüenza ser colombiano ¡Ni más faltaba!

Del Libro, “Desde el amor hasta la guerra», de Gustavo Castro Caycedo. Editorial Sin Fronteras
La BBC incluyó, entre las cinco selecciones más destacadas en la historia del deporte mundial, a la selección colombiana de patinaje de velocidad en línea, que ha ganado veinte de los treinta y un campeonatos mundiales y que no tiene rivales considerables.
Pero eso lo ignora el miserabilismo anti colombianista de un escritor coterráneo, por quien recordé un pasaje de La broma, novela de Milan Kundera, que esboza la tragedia de Ludvik Jahn en Praga, en 1949, a raíz del triunfo de la revolución comunista. En una carta, Ludvik le dice a la mujer que pretendía: “el optimismo es el opio del pueblo. El espíritu sano hiede a idiotez”.

En el balance de los valores colombianos, cuyo talento ha brillado en los cinco continentes, no tendríamos espacio suficiente para contar los éxitos y triunfos de infinidad de colombianos excelsos, entre ellos Fernando Botero y Gabriel García
Márquez, y de muchos profesores, maestros, científicos, médicos, ingenieros, artistas, emprendedores, cineastas, compositores, cantantes, músicos y profesionales que han sido o son ejemplo de vida para la niñez, la juventud y el país. Sentimientos colombianistas que mitigan los dolores del país.
Ejerciendo la profesión de periodista, he sido consecuente con el reclamo y anhelo de los colombianos de que sea exaltado lo destacable del país. Que se le dé difusión a lo destacable para contrarrestar el lastre que generan sus peores hijos.
Una señora de apellido Portela que, según dicen, es periodista, tituló una desabrida columna como Da vergüenza ser colombiano. A mí sí no me da vergüenza ser colombiano, me siento orgullosamente colombiano. Por su parte, el columnista Santiago Montenegro preguntó, “si estamos condenados a la mediocridad”.

Un columnista escribió: “Enrique Serrano, autor de “Por qué fracasa Colombia, pregunta ‘¿por qué somos un país escaso en héroes?’ e, irrespetuoso, asegura que ‘los colombianos somos dados a querer descrestar a los demás, fanfarroneando con mediocres logros por sus hipócritas virtudes y a hablar de falsos patriotismos’”.
No estamos condenados a la mediocridad
¿Falsos patriotismos? ¿Que nos creemos que somos lo mejor del mundo? No, señor Serrano, no es que nos creamos, es que somos los mejores del mundo, no solo en café, esmeraldas, flores, carbón y aguacates, sino, como verá en este artículo, en muchas cosas más.
En nombre de millones de colombianos que creemos lo contrario, que “no fanfarroneamos con mediocres logros ni hipócritas virtudes”, que no estamos condenados a la mediocridad, que no nos da pena ser colombianos, quiero decirle que infinidad de jóvenes y adultos, hombres y mujeres colombianos, sobresalen aquí y en el mundo por su talento, su inteligencia, su heroísmo y sus logros.
Es cierto que, en muchos lugares, cuando saben que una persona es colombiana, le preguntan “¿usted es del país de la coca?”, tema promovido por las producciones colombianas de cine y televisión que exportan la imagen de la droga y de los capos.

¿Usted es de la tierra de Gabo, de Botero, de Mutis o de Patarroyo?
Pero también es cierto que preguntan: “¿usted es de la tierra de Gabo? ¿Del maestro Botero? ¿De Mutis? ¿Del gran Lucho Díaz? ¿De Jorge Reynolds? ¿De Rodolfo Llinás? ¿De Salomón Hakim? ¿De Manuel Elkin Patarroyo?”. Y también indagan si uno es de donde Adriana Ocampo Uría, geóloga planetaria y una de las grandes científicas del mundo, Nairo Quintana, Rigoberto Urán, James Rodríguez, Juan Pablo Montoya, Sofía Vergara, Paulina Vega, Shakira, Juanes, Vives, Édgar Rentería, “Lucho” Herrera, “El Pibe”, Carlos Bacca o Radamel Falcao.
O de donde muchos otros compatriotas universales que son orgullo de cincuenta millones de colombianos, pero seguramente no de una minoría de malos hijos de Colombia. Pero si eso no basta, recordemos que el boxeo ha ganado más de cien títulos mundiales, que el ciclismo ha conquistado más de 150 triunfos internacionales, que los clavados de altura han sumado dieciocho medallas de oro mundiales, que el bolo ha merecido quince, que las actividades subacuáticas tiene once, que el tiro con arco cuenta con dieciséis, que el fútbol de salón tiene trece y las pesas, veintiuna. Y qué decir del fútbol femenino, que impactó al mundo con sus estrellas Linda Caicedo (que es hoy el símbolo institucional del Real Madrid), Leyci Santos, Catalina Usme, Catalina Pérez, Yorely Rincón, Manuela Vargas y otras.
O con los futbolistas estrellas del pasado: “El Pibe” Valderrama, Faustino Asprilla, Willinton Ortiz, Iván Córdoba, Freddy Muñoz, René Higuita, David Ospina, Santiago Arias, Juan Guillermo Cuadrado. O con los futbolistas contratados por importantes equipos internacionales por entre 10 y 78 millones de euros, entre ellos: Luis “Lucho” Díaz (Liverpool), Luis Sinisterra, (Leeds); Wilmar Barrios, (Zenit); Dávinson Sánchez, (Tottenham); Jefferson Lerma, (Bournemouth); Jhon Jader Durán, (Aston Villa); Yerry Mina (Everton); Rafael Santos Borré, (Frankfurt); Jhon Córdoba (Krasnodar), Duván Zapata (Atalanta); Matheus Uribe, (Porto), Juan Camilo Hernández, (Columbus Crew); Jhon Lucumí, (Bolonia); Luis Suárez, (Almería); James Rodríguez, (Sao Paulo FC); Daniel Muñoz (Genk); Jhon Arias, (Fluminense); Luis Muriel, (Atalanta); Jorge Carrascal, (CSKA Moscú), y muchos otros.
Notas malintencionadas sin una fuente de información confiable
No hay espacio suficiente para hacer el balance de la infinidad de nuestros talentos que han brillado en los cinco continentes: profesores, maestros, científicos, ingenieros, médicos, artistas, emprendedores, cineastas, compositores, cantantes,
Músicos, deportistas…
Con frecuencia hacen circular en internet cartas “fantasmas” y notas apócrifas, sin fuente confiable, de personas que reúnen los lunares del país y omiten sus virtudes, que son muchas más., dejan abierta la sospecha de que dichos escritos son obra de colombianos que, por algunos motivos, odian al país.

Por contraste, en mi libro, “Por qué me quedé en Colombia”, varios personajes extranjeros famosos, de distintos países, cuentan por qué se enamoraron del nuestro y alaban la calidad humana y la calidez de nuestra gente, cultura, costumbres y tradiciones, hospitalidad y, claro, la música, el folclor, los paisajes, los sitios, las comidas de Colombia y muchas cosas más.
Lo que dicen las 380 páginas de este libro tiene mucho más, mucho más peso y más autoridad moral por sus protagonistas que las cartas fantasmas que circulan con tanto veneno contra Colombia.
Cuatrocientos títulos mundiales de nuestro patinaje, proeza en la historia del deporte mundial De cuantas historias enaltecen a Colombia, sobresale como potencia mundial imbatible el patinaje de velocidad sobre patines en línea, que no tiene rival. Ningún país nos puede igualar en el medallero mundial y muy pocos medios lo saben, mucho menos los colombianos porque nadie se los ha contado. Es tal la superioridad que hemos ganado cuatrocientas medallas de oro, cuadruplicando a Estados Unidos, que es segundo con 101.
El tercero es Corea del Sur con 83, el cuarto Italia con 75 y de ahí en adelante siguen: China Taipéi con 34, Nueva Zelanda con 25 y luego Bélgica, Alemania, Chile, Argentina, Venezuela, Países Bajos, China, Australia, Ecuador, España y México con dos preseas doradas.
Nuestros patinadores han ganado más de cuatrocientos títulos mundiales
Los medios de comunicación suelen informar con extras y grandes titulares las proezas, triunfos y éxitos que enaltecen a Colombia. Pero callan otros magníficos, como el récord magistral, sin antecedentes registrado por BBC Mundo (British Broadcasting Corporation), de Londres en diciembre del 2015, que señala cinco deportes de la historia: el básquet de Estados Unidos, el fútbol de Brasil, el hockey de Nueva Zelanda, el hockey sobre hielo de la Unión Soviética y el patinaje de velocidad en ruedas, de Colombia. Los destaca como “las cinco selecciones más galardonadas en toda la historia deportiva del mundo”.
Nuestros patinadores han ganado cuatrocientos títulos mundiales (medallas de oro); 252 de plata y 191 de bronce, en total 843, compitiendo hasta con 57 países, entre ellos: Italia, Francia, Estados Unidos, Alemania, Argentina, Portugal, Bélgica, México, Inglaterra, Rusia, Ucrania, Australia, Chile, Corea, China, Brasil, Uruguay, Estados Unidos, Ecuador, El Salvador, Japón, España, Senegal, Letonia, India y Nueva Zelanda.

Aunque parezca imposible, usted lee bien: de los 31 campeonatos mundiales de patinaje de velocidad sobre ruedas realizados, Colombia ha ganado 20. Esos triunfos los ha conseguido en: Bélgica, Italia, China, Corea, España, Argentina, Chile, Países Bajos, China Taipéi y en Colombia. El patinaje de velocidad sobre ruedas, nuestra supremacía mundial en pista y ruta es cada vez mayor, tanto en la rama juvenil como en la de mayores, por puntos y por medallas. Supera en todo a los patinadores de más de cincuenta países, pero no solo en torneos Mundiales, sino en todo tipo de torneos: Panamericanos, Suramericanos, Bolivarianos …
También hay colombianos excepcionales dignos de exaltar en la cultura, la ciencia, el deporte, las letras y las artes. Hay innovadores, ingenieros, deportistas, héroes, próceres y artistas que le han dado honor a la patria y han agitado la emoción del alma colombiana con sus triunfos, generando unión entre nosotros, cosa que pesa mucho más que los peores ejemplos humanos que afectan la imagen de Colombia.
Muchos, muchísimos colombianos han inmortalizado imágenes que, cuando las repiten por la TV, disparan la añoranza y fortalecen el orgullo colombiano. Entre ellos: la entrega del Nobel a Gabo, el Premio Príncipe de Asturias a Álvaro Mutis, los grandes triunfos de Kid Pambelé, el “escorpión” de Higuita y las inmensas esculturas de Fernando Botero en los Campos Elíseos, en la China y en otras treinta avenidas míticas del mundo. También los “batazos” de Édgar Rentería, gestores de dos campeonatos en las Grandes Ligas, y las glorias de “Cochise” Rodríguez, “Lucho” Herrera, Nairo Quintana, Fabio Parra, Fernando Gaviria, Esteban Chaves, Rigoberto Urán, Nairo Quintana y “Supermán” López.
Yo soy Betty, la fea, de Fernando Gaitán, (sin capos ni tetas, ni mafiosos), ha sido un éxito en más de cien países, en veinticinco idiomas, récord Guinness como “la telenovela más destacada en toda la historia de la televisión mundial, con más adaptaciones (veintiocho) y emisiones en el mundo (en más de cien países, traducida y doblada a más de veinticinco idiomas)”. Ha sido galardonada con más de veinte premios internacionalmente. En 2006, la famosa cadena de televisión ABC, de los Estados Unidos, le dio horario estelar.
“El show de las estrellas” de Jorge Barón también tiene récord Guinness como “el programa musical más antiguo del mundo”, y “Sábados felices”, cuenta con el récord Guinness como “el programa de escenas cortas más antiguo de la televisión mundial”.
La Fórmula 1 homenajeó a Juan Pablo Montoya como «héroe» con récord de la vuelta más veloz de un piloto en setenta años. Cuando Dayana Cordero ganó un campeonato mundial de boxeo, generó otra noticia positiva.

A pesar de los detractores de la patria a quienes les da vergüenza ser colombianos
En el cine, la TV internacional y el espectáculo están los triunfos de Shakira, Sofía Vergara, Juanes, Ciro Guerra, Carlos Julio Ramírez, John Leguízamo, Sergio Cabrera y Catalina Sandino, de la película Siembra, Gran Premio Coup De Coeur en el XXVIII Festival Rencontres, de Toulouse. Y en Hollywood tenemos los de Carlos Hoyos, pionero de los drones en la industria mundial del cine, la fotografía y la publicidad. Y más: las coronaciones a Paulina Vega y Luz Marina Zuluaga como Miss Universo, los grandes triunfos de Martha Senn en los teatros más exigentes del mundo, la elección de Alberto Lleras Camargo al “estrenarse” de la OEA o la consagración de Cristian Samper como uno de los grandes biólogos del mundo.
Todos esos compatriotas representan la historia brillante y positiva de Colombia en el exterior como protagonistas de gestas y sucesos que motivan el orgullo patrio y que muchas veces ganan el honor de la interpretación pública del Himno Nacional en recintos, plazas, salones y coliseos de otros países, muy a pesar de los detractores de la patria a quienes les da vergüenza ser colombianos.
Nuestros boxeadores han ganado más de 100 títulos mundiales. Y siete ciclistas, han ganado 18. En bolos, doce jugadores han obtenido nueve; en actividades subacuáticas, tres deportistas acumulan siete; el fútbol de salón masculino y femenino cuentan con cinco; dos pesistas han ganado cuatro campeonatos del mundo; tres karatekas han sido campeones mundiales; en judo, Yury Alvear obtuvo ya tres títulos y Colombia fue campeón mundial de béisbol en 1947 y 1965.
Y tienen un título mundial a su favor, cada uno: Orlando Duque en natación, Bernardo Tovar en tiro neumático y Jossimar Calvo en gimnasia. Pero hay más mundialistas colombianos en hockey en línea, nado con aletas, clavados de altura, golf…. Y campeones de los Panamericanos, Suramericanos, etc.
Colombia ha tenido mujeres deportistas excepcionales, entre ellas, Catherine Ibargüen, quien conquistó más de cincuenta triunfos mundiales en salto triple, y Sara López, múltiple campeona mundial de tiro con arco desde el 2013 y número uno del escalafón mundial.
Soy consciente de que, aparte de los incluidos aquí, hay muchos otros personajes que merecían estar en esta lista, pero por espacio era imposible hablar de todos.
En, “Lo mejor de Colombia”, preseleccioné más de 300 grandes momentos de nuestro país. Fue un trabajo estricto y dispendioso de investigación periodística, adelantada con paciente y seguimiento a la realidad colombiana durante varios años hasta los siguientes últimos momentos de gloria, que son respuesta a quienes poco creen en Colombia.
Es que, a mí sí no me da vergüenza ser colombiano,
¡Ni más faltaba!