Se publicó esta semana una nueva encuesta sobre el estado de opinión en el país. Invamer encontró que la desaprobación de la gestión del presidente Petro llega al 66 %, marcando un máximo histórico. Paradójicamente, en el alto gobierno creen que la cosa va mejorando. El cálculo es que si la aprobación del mandatario –hoy en 29%– supera el 50 % en 2026, sería factible que un candidato del Pacto Histórico retenga la Presidencia.
En otras palabras, el cambio prometido no solo requiere cuatro años más de petrismo, sino que depende de una subida de la favorabilidad de su líder. El Gobierno tiene una estrategia de dos vías para lograrlo. En primer lugar, está hacer más gasto público: más transferencias monetarias y más subsidios directos del Gobierno, ahondando el actual hueco fiscal. Las cuentas no cuadran y por eso se habla de una ley de financiamiento por 12 billones de pesos.
La realidad es que el faltante en el presupuesto se acerca a los 40 billones, pues los cálculos han sido aspiracionales y tienen metas infladas en cuanto a la gestión de la Dian. El segundo componente de la estrategia es mantener el ambiente de polarización, dividiendo al país entre buenos y malos. La fórmula más reciente para lograrlo ha sido atacar al sector privado y ponerlo a la defensiva.
Un ejemplo de ello fue el anuncio de impulsar una serie de inversiones forzosas, lo cual llevó a la mesa al sector financiero. Políticamente, esto es rentable para el Gobierno: así como se hizo con el sector financiero, seguramente pasará con el sector de generación de energía, con el sector minero y el privado en general por vía de la ley de financiamiento. La estrategia del Gobierno es lanzar globos que pongan al país a hablar. Un ejemplo lo vimos esta semana con la propuesta de emitir dinero para financiar la reparación de víctimas –una idea a todas luces mala, que implicaría que el peso perdiera valor–. El Gobierno lo sabe, pero lo único que le interesa es controlar la conversación. En ese estado de permanente pugnacidad el Gobierno gana la pelea retórica, pero no hay cambios reales que le mejoren la vida a la gente.
Es muy posible que esto mismo pase en el Congreso con temas claves como la reforma de la salud, la laboral, la ley de financiamiento, y las leyes 142 y 143 de servicios públicos. Mientras tanto, los verdaderos problemas del país quedan en el trasfondo de la discusión, pero afectando seriamente el día a día de las personas. La situación de la inseguridad es un reflejo de esto. El tema se salió de control.
En el 2019, el Eln tenía presencia en 149 municipios; hoy está en 232. Las autodefensas, que estaban en 213 municipios, ahora se encuentran en 392. Y los grupos que antes hacían parte de las Farc pasaron de 124 a 299 municipios. La estrategia de ‘paz total’ ha sido exactamente lo contrario, pues ha generado una atomización de los grupos armados organizados. Las disidencias terminaron reconvertidas a ‘Segunda Marquetalia’ y ‘Estado Mayor Central’, a su vez, dividido entre quienes siguen a ‘Calarcá’ y quienes siguen a ‘Mordisco’. Y el Eln también está dividido en otra suborganización –‘los Comuneros del Sur’- con la cual el Gobierno –cómo no– también aceptó tener una negociación aparte.
Todos los criminales quieren pescar en río revuelto. El resultado ha sido más crimen y más inseguridad. Más extorsión, más secuestro y más intranquilidad para la gente. Una prueba del poco avance es que el Gobierno, en cabeza del canciller, le pidió formalmente a una organización criminal –con la que ni siquiera hay una mesa de negociación–, que es el grupo de ‘Iván Mordisco’, que haga un alto el fuego durante la COP16 de biodiversidad en Cali. Mientras el Gobierno piensa en las elecciones de 2026, el país está desfinanciado y la inseguridad se extiende sin control. Es hora de desligarse de la agenda que quiere imponer el presidente Petro –una agenda cómoda que no le pide cuentas–: ¿dónde están las vías terciarias y las obras de infraestructura prometidas? ¿Cuáles son los avances reales en materia de salud? ¿Por qué no avanzan las obras en infraestructura educativa? Hablemos de hechos, resultados y desempeño, que es lo que realmente le importa al país.