La soberanía de Taiwán y el «Doble Diez»

por Claudio Ochoa
El 10 de octubre de 1911, hace 114 años, ocurrió la sublevación de los ciudadanos chinos contra los manchúes, marcando el nacimiento de la República de China y la implantación de la democracia en el continente, en cabeza del doctor Sun Ya-sen.
Es el conocido “Doble Diez” que Taiwán celebra de manera patriótica, con su gobierno establecido en la Isla, Formosa, la Isla Hermosa. Otra cosa es el continente chino, en donde desde 1949 gobierna el partido comunista, tras la invasión violenta al territorio gobernando por los nacionalistas, constituyendo allí la República Popular China del dictador Mao Zedong.
La China en Taiwán, concentrada desde 1949 en la Isla ( y las islas Penghu y los archipiélagos de Mazu y Jinmen) realiza elecciones presidenciales cada cuatro años, mientras que los comunistas-capitalistas del Continente tienen el dominio absoluto sobre sus 1.479 millones de habitantes, sin juego democrático, y sin oposición que valga. Con el mismo ímpetu están constituyendo un nuevo “imperio” mundial, desde Naciones Unidas y en cada país que les abre las puertas de la diplomacia, trata de imponerse como la única China, incluyendo la representación de Taiwán, que señalan como una provincia “rebelde”.
De esta manera, el Partido Comunista (y capitalista para su conveniencia, agregamos) de China, sigue presentándose ante el mundo como el amo de la República de China en Taiwán, lo cual ha llevado a que esta se pronuncie, como acaba de hacerlo, aclarando que la China Comunista no representa a Taiwán en la ONU, ni en ninguna otra parte. Suplantación que queda en evidencia una vez más, precisamente en estos días que transcurren con la conmemoración del “Doble Diez”, tanto en la isla como en la mayoría de las naciones del mundo, tengan o no tengan vínculos diplomáticos con Taiwán. «Doble Diez», representación de una democracia que se ha establecido en Taiwán, en nombre de todos los chinos.

—————————————————–
ESTA ES RAZÓN DE CHINA LIBRE EN TAIWÁN
El Ministerio de Relaciones Exteriores (MOFA) de la República de China (Taiwán) condena enérgicamente a la República Popular China (RPC) por la publicación de afirmaciones falsas en un documento que tergiversa el verdadero alcance de la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU).💢
La comprensión correcta de esta cuestión es la siguiente:
✅ La Resolución 2758 de la AGNU no aborda la representación de Taiwán en la ONU. No establece que Taiwán forme parte de la RPC, ni autoriza a la RPC a representar a Taiwán en el sistema de la ONU ni en otros foros multilaterales.
✅ La distorsión de la resolución por parte de la RPC es una herramienta política para aislar a Taiwán. Al manipular su contenido, Pekín busca restringir el derecho soberano de otros países a relacionarse libremente con Taiwán. Esta conducta contradice el principio de universalidad consagrado en la Carta de las Naciones Unidas.
✅ La RPC nunca ha gobernado Taiwán. Ni la República de China (Taiwán) ni la República Popular China son subordinadas la una de la otra. Únicamente el gobierno de Taiwán, elegido democráticamente por su pueblo, tiene la legitimidad para representar a Taiwán en la comunidad internacional.
El MOFA subraya que, tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, el Tratado de San Francisco, como instrumento jurídico internacional vinculante, sustituyó a declaraciones políticas de guerra tales como la Declaración de El Cairo y la Proclamación de Potsdam. Es importante destacar que dicho tratado no transfirió la soberanía de Taiwán a la RPC, la cual nunca ha ejercido jurisdicción sobre la isla.
Como miembro responsable y constructivo de la comunidad internacional, Taiwán continuará:
• Defendiendo el statu quo a través del estrecho de Taiwán;
• Trabajando con países socios para contrarrestar las tergiversaciones de Pekín; y
• Promoviendo la paz, la estabilidad y la prosperidad en el estrecho de Taiwán y en toda la región del Indo-Pacífico.
El MOFA hace un llamado a todos los socios afines a rechazar la narrativa falsa de la RPC y a salvaguardar un orden internacional basado en la verdad, la justicia y la libertad.