La alocución presidencial desde chicoral, transmitida por todos los canales de televisión encadenados en horario triple A, el pasado domingo, fue la apertura oficial de la campaña por la presidencia de la república y la renovación del cuerpo legislativo en la jornada electoral prevista para el año 2026.
Nunca he guardado silencio sobre la situación política colombiana. Tantas veces he sido honrado con altos niveles de representación, que siento pasión por intervenir en la lucha política, que en esas épocas a pesar de su inusitada violencia, aún se desarrollaba dentro de los cauces constitucionales y con muchas más probabilidades de desenlace normal. Hoy esta situación parece haber cambiado.
No solo los colombianos, sino todo el continente miramos con zozobra y enorme preocupación lo que está ocurriendo en nuestra república cayendo vertiginosamente al abismo que tantas veces y con tanta fortuna eludió en el pasado azotada por la violencia irresponsable atemorizada y dispuesta a entregar a cambio de paz, hasta sus mas puras tradiciones institucionales.
Petro, lo he repetido múltiples ocasiones, sabe como hablarle al pueblo, y éste se deleita al escuchar lo que quiere oír, especialmente porque el mensaje le llega en lenguaje sencillo, sin mayores dificultades para su comprensión.
Sabe reforzar, Petro, las frases que necesita quedenincrustadas en el subconsciente popular que le escucha y le ve presencialmente en la plaza publica repleta y, claro, por los millones que por los canales de televisión hacen lo mismo pero con la dispensa de apagar el televisor para al minuto volverlo a prender, o para solazarse con el mensaje que entra a esa hora, un domingo, como un cañón.
“ El tema no es reelegirme a mí. Es reelegir el proyecto que estamos labrando para en el 2026 elegir presidente y mayorías legislativas que continúen con el programa de gobierno del cambio; y así alcanzar el poder pleno, porque ahora lo que tenemos es el gobierno y no el poder”.
13 meses nos separan de la elección de Congreso; 16 de la primera vuelta presidencial y 17 de la segunda ( que a no dudarlo habrá), para el pronunciamiento popular.
Esos tiempos, en política, son pasado mañana. Y mientras Petro remoza su estructura antigua, reforzándola con la del poder actual, tibiamente salen unos improvisados e impúberes respetables ciudadanos y ciudadanas, a decir que aspiran a ser presidente. Y Benedetti con los que están detrás de él, gobernando.
¡Por Dios!