En un acontecimiento histórico que conmueve al mundo entero, el féretro del Papa Francisco llegó esta mañana a la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, bajo una atmósfera de profundo recogimiento y respeto. Miles de fieles, autoridades eclesiásticas y delegaciones oficiales de diferentes países se congregaron para rendir homenaje al pontífice, quien deja un legado imborrable de humildad, diálogo interreligioso y compromiso social.
La solemne procesión, encabezada por miembros de la Guardia Suiza Pontificia y del Colegio de Cardenales, recorrió lentamente el atrio de la Basílica de San Pedro hasta el centro de la plaza, donde se ha dispuesto un altar para las ceremonias fúnebres. El féretro, sencillo y austero, refleja la vida de Francisco, marcada por la sencillez y el amor a los más desfavorecidos.
Durante la jornada, se espera la participación de líderes religiosos de distintas confesiones, así como representantes de organismos internacionales, en un claro testimonio del papel unificador que desempeñó el pontífice argentino a lo largo de su pontificado. Asimismo, se han habilitado espacios especiales para que los peregrinos y ciudadanos puedan despedirse del Santo Padre en un ambiente de oración y recogimiento.
La ceremonia oficial de exequias está prevista para el día siguiente, y será presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, siguiendo el protocolo establecido para el fallecimiento de un Papa. Posteriormente, el féretro será trasladado a las grutas vaticanas para su sepultura, cerca de las tumbas de sus predecesores.
El mundo entero sigue con atención estos actos, en los que se celebra no solo la vida del Papa Francisco, sino también su contribución a una Iglesia más cercana a las periferias, más comprometida con la justicia social y más abierta al diálogo global.