mayo 19, 2025

La fábrica de muertes y el ruido de la consulta. Vox Populi: José Renán Trujillo.

En un país donde la vida parece cada vez más amenazada por el conflicto armado, las economías ilegales y el abandono estatal, el cardenal Luis José Rueda ha elevado una voz que no puede ser ignorada. 

Con claridad y firmeza, el máximo representante de la Iglesia católica en Colombia lanzó una advertencia al gobierno del presidente Gustavo Petro, pidiéndole que detenga la “fábrica de muertes” en la que se ha convertido el país.

Las palabras del cardenal no son menores. Denuncian el abandono de territorios enteros, el avance de las disidencias armadas y la falta de resultados concretos en la estrategia de Paz Total, que hasta ahora ha sido más una aspiración que una política efectiva. Con más de 50.000 desplazados solo en regiones como El Catatumbo, y una violencia que no da tregua ni en las periferias ni en los centros urbanos, la Iglesia exige acciones, no discursos.

Pero monseñor Rueda va más allá. En un momento donde el Gobierno insiste en promover una consulta popular que ha generado división, el cardenal deja claro que la Iglesia no está de acuerdo con esa consulta, al menos no en este contexto, aclarando que no porque se oponga a la participación ciudadana o al ejercicio democrático. Sí a la consulta, pero no ahora, cuando el país atraviesa una crisis de seguridad, gobernabilidad y confianza institucional.

Los constantes cambios en el gabinete, la falta de continuidad en los procesos y el ruido mediático de las controversias políticas solo distraen de lo esencial: gobernar. El llamado es claro: el presidente Petro debe concentrarse en liderar, en buscar soluciones concretas, en estar con las comunidades y en garantizar la vida de los colombianos.

Además, el cardenal invita al país a mirar con seriedad las causas estructurales del conflicto: narcotráfico, minería ilegal, deforestación. Y, sobre todo, se pregunta: ¿Quién arma a Colombia? Una pregunta incómoda, pero necesaria.

En medio de este panorama sombrío, el mensaje de la Iglesia es contundente y esperanzador: solo el diálogo, la reconciliación y el compromiso nacional podrán abrir una salida. Pero ese diálogo no puede construirse sobre la inestabilidad, ni sobre consultas mal planteadas, sino sobre decisiones firmes que le devuelvan al país su rumbo.

Colombia necesita menos improvisación y más coherencia. El momento es de actuar, no de polarizar. De construir paz, no de lanzarse a experimentos que puedan agravar la incertidumbre.

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