Durante los años posteriores a la Segunda Guerra mundial Churchill fue un apasionado defensor de la unidad europea. En sus discursos hablaba de olvido y reconciliación, de la necesidad de recrear la familia europea y establecer unos Estados Unidos de Europa… con Gran Bretaña al margen. “Estamos con Europa, pero no en ella. Estamos vinculados, pero no comprometidos”, dijo en 1930.
Preparaba sus discursos él mismo. La idea de unos Estados Unidos de Europa fue mencionada por primera vez en 1930, pero no cogió fuerza hasta que la guerra contra las potencias del Eje demostró su teoría: una Europa fuerte y aliada era necesaria para la paz y la seguridad.
Uno de los discursos que pasaron a la historia fue el de Zúrich, en septiembre de 1946, cuando propuso la creación de un Consejo de Europa que pudiera fortalecer a las Naciones Unidas. Visionario, sin duda. A pesar de tener Colombia una larga tradición política, no ha permitido a los principales lideres sociales y políticos mantener una relación de diálogo y comunicación, lo que ha impedido al país, mantener un ritmo de crecimiento económico y social aceptable para las distintas regiones que lo componen y un clima de unidad política que, desde sus albores, le permitiera conservar el poder político del gobierno nacional.
Los colombianos reconocen la magnitud del desafío político electoral que representa la elección para presidente y vicepresidente el año 2026. Saben perfectamente que el resultado de la contienda tendrá impacto en todo el territorio nacional.
La izquierda que actualmente gobierna, si quiere conservar la titularidad del ejecutivo, deberá atender con prioridad el ingrediente principal que necesitan: «unidad política de los factores reales de poder» para competir en la jornada con posibilidades altas de conseguir el triunfo electoral.
La mayor satisfacción del otro extremo, opositor, seria poder afirmar que cada día está más cerca el momento de postular quién lideraría la alianza opositora, después de la primera vuelta, y definir las características de integración y propósitos del próximo gobierno de coalición que gobernaría el país durante el periodo 2026-2029.
La responsabilidad que tienen los lideres de una posible alianza de partidos de gobierno y otra de partidos de oposición es inmensa. Entre menos errores cometan los partidos políticos de las necesarias coaliciones en sus procesos internos de negociación y de comunicación política hacia sus bases, cargarán menos lastre, para ocupar con agilidad e inteligencia política, el tiempo disponible en campaña, en convencer al electorado colombiano del valor de su oferta unificada.
¡Unidad ya!
Propuestas de gobierno viables, financiables y realizables además de contundentes; comunicación clara y directa a las estructuras que movilizan, contenidos inteligentes y lo más importante, transmitir al electorado, con sensibilidad, los sentimientos que motivan y mueven voluntades y señalan con claridad el camino a seguir, en dirección del triunfo electoral.
Estos elementos, entre otros más, los opositores deberán considerarlos para tener éxito en la contienda. Los desacuerdos e inconformidades que se presenten en el camino, semejante al combate a un incendio, deberán ser sofocados con toda oportunidad, para evitar su propagación y la irreparable destrucción que a su paso provoca un siniestro.
Para avanzar, hay que dar el primer paso; dicen sabiamente los Orientales. ¡Démoslo!