Cali continúa sin información sobre la destinación de los recursos. Vox Populi: José Renán Trujillo.

De todo pasa; y nada pasa. Y al dejar pasar el tiempo, todo se va olvidando.
El Tribunal Administrativo del Valle anuló 12 decretos emitidos por la Alcaldía de Cali entre marzo y mayo de 2024, argumentando que se pretendía con ellos efectuar modificaciones al presupuesto sin la autorización previa del Concejo Municipal, lo cual constituía, a todas luces, usurpación de funciones.
Según la sentencia de única instancia No. 138, estas acciones vulneraban el principio de legalidad del gasto establecido en el artículo 345 de la Constitución Política.
Los decretos anulados buscaban redistribuir recursos para cumplir con los objetivos del Plan de Desarrollo. Como lo he señalado, este procedimiento debía pasar previa aprobación del Concejo. El silencio de la alcaldía ha sido sepulcral; a la fecha no se conoce una respuesta clara, simplemente se limita a señalar que los pronunciamientos están en curso.
La complicidad del Concejo ha sido total, mirando al lado cuando de estos temas se trata. La decisión del Tribunal no dio ni para un debate serio sobre el manejo que empezaba a darse a las finanzas del municipio. Tan solo algunos concejales, criticaron a la Administración por su improvisación en tan delicado tema.
Que seremos sorprendidos por decisiones de los tribunales no hay la menor duda; pues como todo en la justicia, cojea pero llega.
Ahora con el cuento de visión de futuro y con la tesis inteligentísima que para progresar se requiere dinero, el Concejo de la ciudad sin chistar, aprobó $3.5 billones como suma para endeudar nuestra parroquia quien sabe por cuantos años.
¿Que nos espera?
Ojalá un año 2025 con cambio de modelo. Una ciudad administrada por quienes la conozcan, unas finanzas administradas con seriedad, licitaciones transparentes y pulcras, una participación ciudadana real, un presupuesto invertido en las necesidades prioritarias de la población, un alcalde que se unte de pueblo y unas juntas administradoras locales que con las juntas de acción comunal, se hagan respetar.
Y, por favor, un presupuesto bien alejado de los Stapper y los Abrahám Jiménez.
¿Será mucho pedir?